Por villasombrero.com
LA HABANA. Cuba proyecta poder cosechar aguacate todo el año con un nuevo sistema de siembra escalonada que alterna diferentes variedades y clones del cultivo y diseñado para satisfacer la alta demanda local del fruto, que también es uno de los productos exportables de la isla caribeña.
Creada por el Instituto de Investigaciones de Fruticultura Tropical (IIFT) del país caribeño, la propuesta ya se aplica con “alentadores resultados” en la provincia de Artemisa (oeste), publica hoy la estatal Agencia Cubana de Noticias.
La investigación del IIFT se ha extendido a la cosecha del mamey o zapote y permite evaluar además el comportamiento de las frutas según el estado de maduración, las condiciones del clima y las características de los suelos por región._+
“El aguacate, rico en vitaminas D y E, potasio, ácido fólico y grasas naturales, puede plantarse durante todo el año, siempre que se disponga, entre otros factores, de agua para garantizar los requerimientos hídricos de la planta”, aseguró el director del IIFT, Guillermo Almenares.
Sobre el mamey, un fruto de pulpa roja muy apreciado por sus propiedades digestivas y antibióticas, Almenares indicó que han realizado una selección de variedades desarrolladas artificialmente que pueden cosecharse en varios periodos del año.
El Instituto de Investigaciones de Fruticultura Tropical, con sede en La Habana, es el encargado de proveer la base científica y técnica para lograr la sostenibilidad y competitividad de la agroindustria frutícola en Cuba.
En la isla existen más de 300 cooperativas agrícolas encargadas de mantener estable y diverso el suministro de frutas en los mercados agropecuarios estatales y los hoteles, una misión que no siempre se cumple en el caso de los comercios populares.
Cuba posee 10,9 millones de hectáreas de superficie total, de las que unos 6,2 millones son áreas agropecuarias y 3,3 millones, forestales.
Dentro de las reformas económicas impulsadas del expresidente cubano Raúl Castro, uno de los objetivos del Gobierno cubano es incentivar la producción local de alimentos, puesto que la isla gasta unos 2.500 millones de dólares al año en importar comida.