Por villasombrero.com
BANI, Peravia.- Alarma ha causado en la población defensora de los recursos naturales la noticia que se difunde y que da cuenta de un posible traslado de un taller de reparación de barcos que operaba en el río Ozama en la capital, para la bahía de Calderas.
Por presión de ambientalistas las compañías reparadoras de barco que funcionaban en las márgenes del rio Ozama, ante el alto grado de contaminación de sus aguas que dejaban, han tenido que abandonar el lugar.
Ante tal decisión que le prohíbe seguir laborando en el lugar, se habla de un acuerdo arribado con el Ministerio de Medio Ambiente, en el que se les permite trasladar sus chatarras y su desaguazadero al astillero de la bahía de Calderas._+
Los peravianos han reaccionado sorprendidos por la actitud de querer convertir una zona reservada, en vertedero.
El programa Visión Matinal rechazó, en su emisión del martes, tales pretensiones y llamó a todas las entidades desarrollistas, clúster de turismo, dueños de proyectos en Punta Arena, al Consejo de Desarrollo Municipal de Matanzas, a los grupos representativos y entidades defensoras del Medio Ambiente, a elevar su voz contra los propósitos de instalar un taller de barcos que ha contaminado el río Ozama y áreas de la capital, para la bahía de Calderas.
Desguazar barcos, el trabajo más peligrosos del mundo
El desguace de buques se hace para el reciclaje de chatarra. La mayoría de los barcos tienen una vida útil de unos 25 a 30 años antes de que su reparación sea muy costosa y poca productiva.
La mayoría de los trabajadores utilizan sopletes de acetileno y sus manos para cortar los buques en pedazos. Estos son transportados fuera de la playa por los equipos de palas cargadoras, y luego fundidos.
El desguace de buques permite que los materiales de la nave, especialmente de acero, puedan ser reciclados. Equipos, el combustible y los productos químicos a bordo del buque también se pueden reutilizar.
El trabajo es agotador, ya que estos enormes barcos no están diseñados para romperse, puesto que están elaborados para sopor las condiciones más duras imaginables en el mar.
A menudo se construyen con materiales tóxicos, como el amianto y el plomo. Cuando los buques se desguazan en el mundo desarrollado, el proceso es estrictamente regulado y caro, por lo que la mayor cantidad de desguace de barcos del mundo se lleva a cabo en Bangladesh, India y Pakistán, donde la mano de obra es barata y la supervisión es mínima.