La lectura concentrada y reflexionada de libros, es decir, una lectura no pasiva, puede prevenir en gran parte la enfermedad de Alzheimer (EA), e incluso, retrasar sus síntomas, según anunció el viernes la presidenta de la Asociación de Epilepsia de Irán, Hamideh Mostafai.
Mostafai señaló que algunas personas creen que la lectura pasiva de libros es suficiente para prevenir el Alzheimer, sin embargo, están en un error. Para que la lectura sea eficaz, las personas tienen que leer los textos concentradas, reflexionando, razonando y argumentando las diferentes partes del documento.
De igual forma, Mostafai agregó que este método se define como lectura dinámica (Activa). En este sentido, se pude decir que la lectura de libros, acompañada de comprensión, como la memorización de los contenidos, puede prevenir el EA en las personas.
Asimismo, recalcó que el aprendizaje de diferentes ciencias, como la música, las carreras artísticas y la práctica de las mismas, puede evitar que las personas padezcan esta enfermedad en el futuro.
La funcionaria persa sostuvo que una de las principales formas de prevenir esta enfermedad neurodegenerativa es cambiar el modelo de vida, y explicó que “tener una vida sin estrés, seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio y realizar actividades físicas adecuadas de manera prolongada, son algunos de los factores que ayudan mucho a la hora de prevenir esta enfermedad degenerativa”.
“La diabetes, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebro-vasculares, transición genética y pequeños factores, como la avanzada edad, son las principales causas de esta enfermedad”, añadió Mostafai.
La enfermedad de Alzheimer (EA), también denominada mal de Alzheimer, demencia senil de tipo Alzheimer (DSTA) o simplemente alzhéimer, es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales.
Se caracteriza en su forma típica por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas (neuronas) mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian.
La enfermedad suele tener una duración media aproximada, después del diagnóstico, de 10 años, aunque esto puede variar en proporción directa con la severidad de la enfermedad al momento del diagnóstico.