Michael Phelps ya es, sin discusión, el mejor deportista olímpico de la historia. Con la victoria del equipo estadounidense en la final de los 4x200 metros libres, el tiburón de Baltimore ha logrado, justo cuando empieza a apreciarse su declive y una nueva generación de nadadores le pisa los talones, su décimonovena medalla y ha superado a la gimnasta ucraniana Larisa Latinina como el deportista con más preseas, a saber: 15 de oro, dos de plata y otras dos de bronce.
La victoria estadounidense en el relevo largo ha servido, además, para reivindicar a una delegación que no ganaba para disgustos en estos Juegos Olímpicos. Si hace cuatro años, en Pekín, todos los duelos ajustados se decantaban a su favor, en Londres sus nadadores son víctimas de épicas remontadas de sus rivales, como la que ha privado a Phelps de ganar el oro en su prueba fetiche, los 200 metros mariposa, derrotado ante el empuje final del sudafricano Chad le Clos.
De repente, el fabuloso equipo masculino estadounidense parecía avejentado, con sus dos grandes estrellas, Michael Phelps y Ryan Lochte (ambos de 28 años) en el crepúsculo de sus carreras y superados por rivales más jóvenes. Lochte sufrió al francés Yannick Agnel en los 200 metros libres y en la última posta de los 4x100 metros libres, que relegó a Estados Unidos a la plata. Este martes, Le Clos ha derrotado a Phelps donde parecía que no tenía rival posible. Ambos, el francés y el sudafricano, tienen 20 años y simbolizan el relevo generacional.
Sin embargo, en la carrera por equipos, Ryan Lochte ha abierto el fuego con una fenomenal primera posta que ha abierto el camino para una cómoda victoria que Phelps ha rematado con el último relevo, en el que ha partido con casi tres segundos de ventaja sobre Yannick Agnel. La nueva estrella francesa le ha recortado un segundo al estadounidense, pero era una batalla ya resuelta: Francia se ha tenido que conformar con la plata y China se ha llevado el bronce.
Phelps se enfrenta ahora a un último reto históric ser el primer nadador que consigue ganar la misma prueba en tres Juegos Olímpicos consecutivos. Su primera oportunidad eran los 200 metros mariposa, una prueba que parecía segura, su especialidad, pero que se ha saldado con una derrota inesperada. Tan solo una hora después, ha podido resarcirse con el relevo y ahora le restan dos balas: los 100 metros mariposa y los 200 metros estilos.
Derrota ajustadísima en los 200 metros mariposa Consciente de la magnitud del desafío y de que los 200 metros mariposa eran su mejor opción, Phelps ha optado por una estrategia agresiva desde el inicio. Ha marcado el mejor tiempo en todos los pasos intermedios, aunque a cada manga bajaba su ritmo (25:18; 28:52; 29:48; y 29:83).
Le Clos, en cambio, ha reservado fuerzas para los últimos 50 metros, que ha recorrido en 29:20 segundos, cinco décimas menos que su anterior manga. En esos últimos 50 metros le ha enjugado a Phelps una ventaja de casi seis décimas.
El final, en cualquier caso, ha sido ajustadísimo y ha recordado la final de los 100 metros mariposa de Pekín, en la que Phelps derrotó al serbio Mirolad Cavic en la última brazada, cuando las imágenes parecían dar la victoria a su rival. Desde este martes, el estadounidense ya sabe como se sintió Cavic, la incredulidad al pensar que el triunfo está en tu mano y que el marcador desmienta tu victoria: Le Clos tocó antes la pared, solo cinco centésimas (1:52:96, por 1:53:01 de Phelps).
La marca está lejos del récord del mundo que Phelps marcó en Roma en 2009 (1:51:51), e incluso del récord olímpico, también en manos del estadounidense (1:52:03), que no perdía una final en esta prueba desde 2001. Una derrota que revela que Phelps está perdiendo lo que le hacía único, el hambre de victoria, que le impulsaba en la brazada ganadora.
En Londres, esa brazada no ha sido la suya. A Phelps aún le quedan tres pruebas más en las que engordar su medallero, los 100 metros mariposa, los 200 metros estilos y los 4x100 metros estilos, pero la derrota en su prueba favorita es el símbolo del cambio de cicl su época acaba, su leyenda ya es eterna.