por Redaccion villasombrero.com
Elpoderbanilejo.com Dulce forma parte importante de las celebraciones religiosas en todo el mundo. Durante festividades importantes como la Pascua de los católicos, el Ramadán de los musulmanes o fiestas de la tradición judía como el Yom Kipur y el Sucot, los dulces son platos que no pueden faltar.
En Italia celebran la Semana Santa con pan pascual, en España con buñuelos, mientras que los dominicanos la celebran degustando las deliciosas habichuelas con dulce. Y no es una cuestión de preferencia, es que para nosotros no existe una Semana Santa sin este plato tan dominicano.
Todo parece indicar que el protagonismo de los dulces en estas celebraciones es una forma de recompensar al cuerpo luego de los períodos de ayuno y sacrificio que los caracterizan.
Por eso en la Cuaresma el menú local se transforma incluyendo las habichuelas con dulce que, según explica el sociólogo y folclorista Dagoberto Tejeda, es una expresión original de la creatividad del dominicano. El historiador José Guerrero, en sus investigaciones sobre las habichuelas con dulce, menciona unos frijoles dulces que se hacían en Francia como un posible antecedente. Sin embargo, no existe ni en Francia ni en Haití habichuelas con dulce ni datos documentales sobre ellas, por lo que Tejeda sostiene su tesis de que el plato es puramente dominicano.
De ricos y pobres. A las habichuelas con dulce se les llama “la reina” de la Cuaresma. Y hay varias razones para explicarlo.
Aunque se define como postre, las habichuelas con dulce no pertenecen a un renglón específico del menú del día: ¡se comen a cualquier hora! y si durante la Semana Santa visita alguna casa donde no le brinden un poquito, es como bailar un merengue sin tambora.
Además es de las pocas cosas que se comparten sin distinción de clases sociales. Los ricos y pobres comen habichuelas con dulce, unos pocos con granos y la mayoría sin ellos, pero al final sigue siendo el mismo plato.
Claro que las habichuelas con dulce no es el único postre típico de la Cuaresma dominicana. En otros pueblos todavía se mantiene la costumbre de adornar la mesa con dulces como el arroz con leche, majarete, buñuelos, dulce de naranja y otros manjares.
“En todas las casas de los pueblos, la mesa se convierte en el altar porque los vecinos y amigos envían una muestra de dulce, desde el Jueves Santo para el Viernes Santo comenzar la mirada hacia el endulzamiento y la alegría por la resurrección”, dice Tejeda.
Tradición que perdura. A decir de Tejeda, quien es investigador, la historia de las habichuelas con dulce pertenece más a la tradición oral pues existe poca documentación sobre el plato. Pero la receta y los secretos para prepararla se han ido transmitiendo de generación en generación sin variar mucho.
Lo que más ha cambiado es la presentación de los ingredientes como la leche de vaca y de coco, que antes había que ordeñar y guayar para obtenerlas y ahora fácilmente se adquieren en cualquier supermercado o colmado. Y del fogón han pasado a la esfufa.
“Los secretitos siguen siendo secreto de Estado de las mamás y abuelas y se transmiten generacionalmente con mucho orgullo”, apuntó.
Patrimonio nacional. Cada vez que habla del tema, Dagoberto Tejeda insiste en que las habichuelas con dulce deben ser declaradas como patrimonio nacional, al considerarlas un símbolo de la identidad dominicana.
“Es única, no la hay en otro país, nos identifica, nos singulariza, es un plato de todas las clases sociales, que se da en todos los lugares del país, a nivel urbano y rural y tiene las características que tiene algunas derivaciones como las habas con dulce en el Cibao y también el Sur”, señaló.
Costumbres populares. Antes en varios lugares del país el Carnaval coincidía con la Semana Santa, explicó Tejeda. Por eso todavía aparecen comparsas de niños en Cotuí que salen los Miércoles de Ceniza pintados de negro. Van por las calles tocando y bailando y cantando un estribillo muy propio de la época “¡Muchachos que quieren! ¡Habichuelas con dulce!”
El Mediodía era un personaje que, en los carnavales de lugares como Cabral, Elias Piña y Guerra, “se pintaba la cara muy bella y salía por las calles y entonces voceando “¡Habichuelas con dulce, habichuelas con dulce, habichuelas con dulce!”.
Reflejo de nuestra identidad
“Se puede decir que los diferentes elementos antropológicos de la identidad dominicana están en la receta de la habichuela con dulce. Tienes una habichuela que no responde a lo que eran los productos de la isla (aquí no había habichuelas cuando llegaron los españoles), la leche también la trajeron los españoles con el ganado, pero la leche de coco es africana. Ese es el secreto de la habichuela con dulce, que tiene los elementos constitutivos de lo que son los dominicanos”, sostiene Tejeda.