El múltiple crimen fue en venganza por un tumbe que los colombianos que resultaron muertos le dieron con un cargamento de drogas al grupo encabezado por Guzmán Pérez y que según la Policía completan el también capitán de fragata Miguel Peña Figuereo, y el capitán de corbeta Roberto Augusto Peña Valdez.
También los tenientes de navío Jesús Sánchez Piña y otros dos identificados sólo por los apellidos Rodríguez Montero y Chalas Jorge, así como los civiles Janeury Manuel Calvo Tejada y Dennis Rodríguez Pérez.
El primer grupo de alegados implicados en la matanza son el mayor Frederic Guillermo Medina Abud, Andrés Berroa Mercedes (El Capi o René Rueda Martínez, Quilvio Santana Féliz (El Chivo), José Luis Montás Vargas (El Duro Motors), Alexander Carmona Restrepo (El Flaco), Domingo Onésimo Marmolejos Santana (One o El Ingeniero), Noé Martín Sterling Villalón (La Chalupa o El Loco), Joaquín Féliz Pérez (El Colorao), Félix Mora Terrero (Félix), así como el empresario Luis de Jesús Lara Martínez ( Churro) y su empleado Pedro González Estévez (Chicho).
Están acusados de la muerte de los colombianos Darío José Atencio Vargas (El Don), Eduardo Fabio de León Perozo (Negro Bello), Oscar Darío Naranjo Mejía (Fierrito), Jesús Darío Hans (Blanquito) y Antonio Suluaga Mustiola y/o Serino Enrique Marín Gutiérrez (Washy).
A la matanza sobrevivió Orín Clinton Gómez (Holi Gómez), de quien se dijo es nicaragüense y fue repatriado.
En su informe divulgado ayer, la Policía destaca que obtuvo esas nuevas informaciones de un oficial de la Marina de Guerra al que no identificó porque esa fue la condición que puso a las autoridades judiciales para cooperar en la investigación.
El oficial no identificado, de acuerdo a la Policía, dio detalles pormenorizados de todos los pasos previos a la ejecución de los extranjeros.
Mientras que Rodríguez Pérez, otro de los implicados, habría informado sobre las reuniones que se hacían en una agencia de carros de José Luis Montás (El Duro Motors), donde se discutía cómo se iban a vengar del tumbe que les dieron los colombianos.
Explicó que aunque participaba de las reuniones, escuchaba las discusiones que se formaban porque Montás propugnaba porque los mataran, y el capitán de fragata Guzmán Pérez, en principios se oponía a esa forma de cobrarles.
A pesar de que al mayor Medina Abud fue a quien en principios la Policía atribuyó la dirección del operativo criminal, en el último informe ni lo menciona.
El asesinato de esos siete extranjeros despertó en el Gobierno y la sociedad en general la conciencia de los niveles alcanzados por el narcotráfico en el país.
La alarma fue tal, que el senador de Peravia, el oficialista Wilton Guerrero, acusó a autoridades gubernamentales de la zona de actuar en contubernio con el tráfico de drogas y otros delitos.
Por esas acusaciones el legislador tiene en la Suprema Corte de Justicia un juicio pendiente por difamación e injuria que entabló en su contra el general Hilario González González, uno de los mencionados por el congresista.